Carne, Cobre / Cuerpo, Come explora las formas en las que el lenguaje se encarna en el cuerpo y cómo este funciona como un mediador psicosomático entre los sujetos y sus experiencias espaciales y temporales.

Partiendo del uso reiterado de materiales y símbolos presentes, cada obra intenta restaurar agencia al cuerpo por medio de la significación, resignificación y designificación de las partículas elementales del lenguaje, a la vez que permite explorar al cuerpo como gesto lingüístico en perpetuo movimiento. Con estos elementos, surge una de las inquietudes elementales de esta exploración: ¿cómo se encarnan las palabras, y qué efecto tienen en la psique y carne del cuerpo colectivo?

Teorías recientes neurocientíficas postulan que las neuronas que codifican el lenguaje evolucionaron de células más antiguas que registran las sensaciones físicas que siente un cuerpo cuando se mueve a través del espacio. Como consecuencia neuronal, las palabras son aprendidas y codificadas como objetos tridimensionales, y encadenarlas (pensar y hablar) es un registro de movimiento, visto así, cada letra se podría considerar un ser encarnado en constante circulación.

Como catalizador del pensamiento, el lenguaje es una experiencia fundamental para (re)conocer y (re)conocernos con el mundo, por lo que es indispensable pensar en la relación de afectación mutua entre cuerpo y palabra que resulta del ejercicio cotidiano de nombrar y experimentar la corporeidad en relación con el entorno. La sensación de ser un “yo”, de ser una mente pensante, contenida dentro de una cápsula de piel, proviene de una larga evolución de algoritmos, genéticos y cognitivos, que nos permiten construir y sentir una realidad coherente y estable.

Uno de estos algoritmos viene del código genético, el cual, a pesar de estar registrado en nuestro ADN, también permite el cambio espontáneo de la realidad corporal a través de la epigenética, esto explica cómo el ambiente, la cultura y las experiencias vividas alteran la activación y desactivación de genes. De esta manera, las palabras que aprendemos, empleamos y pronunciamos podrían considerarse agentes epigenéticos.

Otro patrón: el aprendizaje y la codificación del lenguaje, se encuentra igualmente encarnado en el cuerpo según el científico cognitivo y filósofo, Noam Chomsky, quien propone un programa computacional de recursión como la característica esencial del lenguaje humano. Esto explica por qué nuestro cerebro sigue pasos, observa patrones y los aprende, para luego poder completar esos patrones cuando apenas logra ver una marca de lo aprendido.

Además de explorar la relación entre el cuerpo y la conciencia, los materiales de Carne, Cobre / Cuerpo, Come nos recuerdan a la interfaz entre el cuerpo y la tierra: calcio en los huesos, cobre en los músculos y hierro fluyendo en la sangre. En esta exploración morfológica del mundo y
el cuerpo en el que los símbolos y vocablos provienen tanto de dentro como de fuera resulta necesario observar los gestos de Jamie Denburg Habie que intentan explorar la “carne en las palabras, y letras en el cuerpo.”

— Javier Ajú y Cristian Toj